Saturday, May 12, 2007

Bib Azahar 11

A MI PADRE

Padre. Hoy he vuelto a subir al monte donde antaño estuviera la viña que tú con tanto esfuerzo plantaste. Sentado sobre la piedra blanca - donde hace años se criara el macizo de orégano -, oyendo el ulular del viento a través de las retamas y el canto del ruiseñor sobre las zarzas, he dejado volar mis sentidos, he cerrado los ojos y he vuelto a rememorar todo lo que me enseñaste para que siempre viviese en paz y armonía con la naturaleza.
Empecé a recordar cuando buscábamos en los “vallajos” las tagarninas, los cardos y los hinojos, en las umbrías las hojas tiernas de las collejas, en las terrizas los espárragos silvestres y en la rivera de los arroyos los berros.
Hoy, en medio del silencio de la montaña, he vuelto a sentir tu jadear al hincar sobre la roja tierra de la viña los gavilanes de tu azadón; he vuelto a sentir tu jadear al clavar tu hacha sobre el viejo y reseco tronco abatido del olivo centenario al que había que transformar en negro carbón para calentar las noches del frío invierno; hoy he vuelto a sentir tu jadear en las tardes del caluroso julio al tirar con ahínco de la hoz para segar el trigo que nos serviría de sustento a toda la familia para el año venidero; de nuevo he vuelto a sentir tu jadear al varear la aceituna, la almendra ó la bellota.
Hoy, he recordado con nostalgia la vieja higuera que nos daba sombra en los días calurosos y de la que sólo queda el tronco reseco y podrido.
He buscado entre la maleza el cerezo, el manzano ó el durazno y ya no quedan vestigios de ellos; he visto las cepas resecas, que es lo único que queda de aquella viña que fue tu orgullo; me ha dado alegría ver aún con vida los riparios, aquellas vides silvestres que, según tú me contabas, trajeron de la lejana California para atajar el mal de la filoxera que tanta ruina trajo a esta tierra.
Me ha dado una gran alegría ver entre la maleza el ciruelo, los nísperos y el albaricoque que tu plantaras hace más de cincuenta años.
Hoy, he vuelto a reconocer sobre la tierra agreste la manzanilla silvestre y la hierba del sillero, he vuelto a ver la diferencia entre la altabaca y la jara, la bolina y la aulaga, el torvisco y el lentisco, el cantueso y la lavanda, el tomillo y el romero, he vuelto a recordar la utilidad de las hojas del matagallos y la peligrosidad de la mandrágora, cuya raíz venenosa tiene curiosamente la forma de una mujer desnuda.
He oído allá lejos el canto de la perdiz y he recordado tus consejos para preservar las especies animales. Siempre me enseñaste a ser muy respetuoso con la naturaleza para sacarle sólo el provecho que fuese necesario y nunca llegar a esquilmarla; me enseñaste millones de cosas más pero sobre todo me enseñaste a ser honesto, a ser solidario, a ser respetuoso con las personas, a ser sincero, a ser leal con los amigos, a caminar por la vida con la frente alta; me enseñaste a defenderme y a no tener miedo, a luchar por las causas que yo considerase justas y a no dañar a nadie; en definitiva, me enseñaste a ser un hombre.
Cierro de nuevo los ojos y vuelvo a percibir la calidez de tu mano sobre mi hombro,
El áspero roce de tu barba y el calor de tus labios sobre mi frente, tu cuerpo sé donde lo dejé reposar para siempre, pero tu espíritu tengo la certeza de que siempre lo tengo junto a mí. Hoy, como ayer, he percibido tu cariño y me he sentido protegido y querido como cuando era niño.
¡¡Gracias, padre!!

*

Ríogordo, mi pueblo.

Entre Maihaza y el Terral
entre Miraflores y el Cerro,
entre dos arroyos tendido
está enclavado mi pueblo.

Riogordo. A los pies está el cementerio
y a la cabeza el Calvario;
por brazos tiene dos ríos
y una ilusión, que es “El Paso”.

Allí nacieron mis padres
allí nacieron mis abuelos,
y paseando tus calles
allí nació, mi amor primero.

Tu nombre despierta en mi mente
sentimientos de alegría,
por todas las cosas vividas
rodeado de mi gente.

Todos los que allí nacimos
y en tus calles nos criamos,
con alegría añoramos
esos momentos vividos.

Para ningún riogordeño
es un freno la distancia,
estemos en el lugar que estemos,
cuando nuestro corazón con ansia
nos pide con insistencia
¡ Volver a ver al NAZARENO ¡

*

0 Comments:

Post a Comment

<< Home